Libros de miedo para el turista japonés

Europa tiene mucho trabajo por delante para atraer al viajero asiático. Primero, debe hacerle entender que la diferencia cultural no es muro que impida el mutuo conocimiento. Segundo, debe convencerle de que los países europeos son seguros.

Este último aspecto es uno de esos tópicos que aún se mantienen en el imaginario de sociedades como la japonesa (también lo hemos oído de los chinos), quienes aconsejan a sus jóvenes que no viajen más allá de los límites de su pueblo.

Hace unas semanas, la revista The Diplomat, especializada en cubrir la política y la economía de la región asiática y Pacífico, publicó un artículo en el que explicaba cómo los medios japoneses tienen a exagerar la inseguridad de los países occidentales. En resumen, Chikyu no arukikata (“Cómo andar por el mundo”, en una traducción aproximada del japonés), la guía de viajes más vendida de Japón (8 millones de copias), da mucha importancia a los datos de criminalidad en los países de los que trata. Priorizar este aspecto de los destinos hace que los turistas japoneses decidan no viajar a determinados países o ciudades.

Como explica el autor del artículo, Xiaochen Su, profesor especializado en inmigración en la Universidad de Tokio, este punto de vista sólo perpetúa el mensaje de que el mundo fuera de Japón es un lugar agreste y peligroso. Y esta narrativa es más influyente entre los jóvenes japoneses, que tienen poco contacto con el mundo exterior. De esta manera, una de las primeras fuentes de información que los japoneses tienen del mundo internacional proviene de estas guías y de las noticias que reciben de los medios de comunicación, en las que se destaca la criminalidad (e incluso la intención de los criminales de atacar a los japoneses). Así que, cualquier estrategia turística que desee atraer a este viajero de alto poder adquisitivo tiene que empezar por convencer de que la seguridad en el destino se encuentra al mismo nivel que la de Japón.

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