El Palacio de Liria abrirá todos los días de la semana para mostrar su colección pictórica, una de las mejores del mundo en manos privadas. Antes del verano, Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo, duque de Alba, anunciará la apertura del palacio, que ya venía realizando visitas semanales muy restringidas.
La Fundación Casa de Alba ha revelado al diario El País su intención de enseñar de forma continua la colección pictórica en manos de una de las familias de nobles más antigua del país mediterráneo. Es una decisión inteligente, motivada por una intención monetaria, pero que al fin y al cabo repercutirá en las obras de arte de la Casa de Alba y en el propio palacio. Además, el inmueble, diseñado por el arquitecto Ventura Rodríguez en el siglo XVIII, destruido en la guerra civil y vuelto a reconstruir en los años cincuenta del siglo pasado, se convertirá en otro punto esencial del turismo cultural en Madrid, ciudad que por otro lado cuenta con muchos museos gratuitos.
En 1975, Cayetana Fitz-James-Stuart, la anterior duquesa de Alba, constituyó la Fundación Casa del Alba para proteger el patrimonio artístico y documental que la familia había atesorado durante el siglo XVIII y XIX. Su objetivo fue protegerlo y con ello trajo a España una costumbre arraigada en el mundo anglosajón: exhibir el patrimonio en el palacio para el que se había comprado. El Palacio de Liria todavía es residencia de la Casa de Alba y será su primera planta la que sirva de museo a los visitantes.
Todavía no se ha revelado el precio de la entrada ni las condiciones de visita. De momento, los viernes la entrada será gratuita durante dos horas. La colección pictórica se formó por las compras del decimocuarto duque de Alba (Carlos Miguel Fitz James, 1794-1835) y está conformada por cuadros de Palma el Viejo, Tiziano, Luca Giordano, Rembrandt, Rubens, Ribera, Murillo, Velázquez, Goya o Mengs, entre otros. Para conseguirlos, el duque tuvo que arruinar a la familia. Uno de los principales problemas de la Casa de Alba con relación a su colección pictórica (que algunas fuentes valoran en 2.000 millones de euros) es el mantenimiento de la misma. Los fondos que se recauden con las visitas al Palacio de Liria deberán dedicarse a estos fines, así como al mantenimiento del palacio. De momento, otro atractivo cultural completa el eje pictórico en el que se ha convertido Madrid con el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornemisza.